XVI Domingo Ordinaro: 7-17-16
La Pas Sea con Ustedes,
La semana pasada, por la parábola del Buen Samaritano, Jesús nos enseño lo que significa vivir una vida para imitarlo a Él, cuando se trata de dar servicio a nuestro prójimo. Esta semana, en una reunión con dos amigas de Jesús se nos da algo de instrucción para saber cómo se forma la vida personal de un discípulo de Jesús.
A primer vista, parece en el relato de Marta y María, cómo lo relata Lucas en el Evangelio de este domingo, que se podría sugerir que Marta había cometido un error a diferencia de María, de quien nuestro Señor dice ha escogido la mejor parte. Mientras que ciertamente hay razón para la expresión de nuestro Señor, me gustaría sugerir que aunque María ciertamente tenía sus prioridades en el orden correcto, si tomamos una mirada más de cerca a este relato, Marta tiene tanto que decir cómo vivir una vida de discipulado.
San Gregorio Magno interpreta este relato particular en el Evangelio de un modo que no pone las acciones de María contra los de Marta. Es decir, no debemos ser cómo María en vez de Marta, pero que aprendamos de las dos. Para San Gregorio, las dos hermanas ejemplifican las dos dimensiones de le vida espiritual: la activa (Marta) y la contemplativa (María). Este tipo de dicotomía constructiva ha sido utilizado en varias tradiciones espirituales de la Iglesia. Por ejemplo, podemos fijarnos en la frase Benedictina ora et labora (orar y laborar), o en el termino Jesuita contemplación activa cómo indicaciones que estos conceptos no son competitivos, sino complementarios. Para estar seguro, cómo ya vimos en las semanas anteriores, la vida de un discípulo Cristiano gira alrededor de una relación que busca mayor unidad con Jesucristo. Sin embargo, cómo Jesús nos dice constantemente, si hemos de estar en relación con El, buscaremos activamente el bien de los demás. Porque cómo nos dice Santiago in su carta: “la fe, si no produce obras, es que está muerta” (2:17). En breve, hay una tensión saludable que debemos mantener cuando se trata de nuestra vida de discipulado, debemos ora et labora. Las obras sin oración se incumbirán rápidamente en un activismo que busca sus propios fines en lugar de los fines de Jesús que es construir el Reino de Dios aquí en la Tierra; mientras que oración sin obras dejaría nuestra relación con Dios corta de realización, quedándose en el mundo de ideas y por lo tanto sin vida. Mis amigos, María eligió la mejor parte porque ella eligió no hacer nada, sino porque todo lo que ella hace ha sido enseñado por la Palabra de Dios, Jesucristo. Si queremos que nuestras obras traigan vida al mundo, debemos hacer lo mismo que ella.
Su sirviente en Cristo,
Tony