XIII Domingo Ordinario: 6-26-16
La Paz sea con Ustedes,
La semana pasada Jesús nos hizo una pregunta: ¿Quién dices que soy yo? Haviamos llegado a un punto en donde podiamos responder a esa pregunta despues de precensiar el poder transformacional que Jesús tiene en nuestras vidas. Hoy nos damos cuenta que tan profundo Jesús desea que esta transformación sea dentro de nuestras vidas.
“Siganme,” oimos a Jesús que llama a algunas personas en su camino a Jersalén. Los individuos vacilan. El último le dice, “Te seguiré a donde quiera que vayas, pero primero dejame ir a decirle adios a mi familia;” a lo qual Jesús le responde, “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.” Quicieramos preguntarnos: ¿No es esta respuesta de nuestro Señor severa e intransigente? Después de todo, esta persona solamente queria ir a decirles adiós a sus seres queridos. Podriamos querer comparar la respuesta de nuestro Señor a aquella de Elias; en la primera lectura cuando Elias llama a Eliseo, Eliseo pide permiso para que le de tiempo para hacer lo mismo y Elias se ablanda. ¿Por qué no le dió nuestro Señor a este individuo la misma cortesia? La respuesta se puede encontrar en las acciónes de Eliseo.
Cuando su petición de ir a decirle adiós a su familia fue concedida, Eliseo inmediatamente deja lo que está haciendo y destruye todo lo que lo ataba a su anterior estilo de vida. Esto no fue una cosa pequeña para Eliseo. Se nos dice que Eliseo dirigia un yugo de doce bueyes, señal de la cantidad de trabajo que se tenia que hacer, y así nos damos cuenta de la riqueza de su familia. Eliseo no vacila, esta acción representa una definitiva ruptura con su anterior estilo de vida. En otras palabras, cuando fue llamado por el profeta Elias, para que hiciera el trabajo de Dios, Eliseo inmediatamente se dedica únicamente a eso. Dada la respuesta de nuestro Señor en el evagelio, evidentemente, esta no era la intención de aquellos a los que Jesús se dirigia.
En el Sermón del Monte, Jesús nos dice, “Felices los de corazón puro, porque verán a Dios.’ Simplemente dicho, ser puro de corazón, significa ser deseoso de alguna cosa y en este caso es acercarnos más a Dios. Jesús nos dice claramente, son aquellos quienes estan solamente enfocados en esto los que ultimamente alcansaran el destino para lo qual todos hemos sido creados, perfecta unidad con Dios. Jesús vino precisamente para que esto pueda estar a nuestro alcance, pero El no se forsa sobre nosotros, todos tenemos que hacer nuestra propia decisión. ¿Qué es lo que deceas tú?
Tu servidor en Cristo,
Tony
Tony Crescio is the founder of FRESHImage Ministries. He holds an MTS from the University of Notre Dame and is currently a PhD candidate in Christian Theology at Saint Louis University. His research focuses on the intersection between moral and sacramental theology. His dissertation is entitled, Presencing the Divine: Augustine, the Eucharist and the Ethics of Exemplarity.
Tony’s academic publications can be found here.