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Alcanzando La Verdadera Vida

taking-hold-of-lifeXXVI Domingo Ordinario: 9-25-16

La Paz Sea Con Ustedes,

Ambos mensajes del Evangelio del pasado fin de semana y el de esta semana nos presentan con desafíos únicos para los que vivimos en un país de abundancia.  Para la mayoría de nosotros no hay ninguna duda si tendremos nuestras necesidades de cada día, y esto seguro que es una cosa muy buena.  Sin embargo, esto se presta a la dilución a que pensemos que somos completamente independientes  ¿Para qué necesitamos a Dios? Aunque no conceptualicemos nuestra situación de esta manera, muy a menudo ahí esta esa implicación y no de una manera tan sutil.  Porque hasta a aquellos de nosotros que decimos que somos y verdaderamente buscamos a seguir a Cristo, lo empujamos hacia los márgenes de nuestras vidas, relegando cualquier tiempo que pasamos con El a los domingos o sea una hora por semana. Y aun así, nos preguntamos porque la Misa es tan larga; ¡después de todo tenemos cosas que hacer! El Evangelio de esta semana nos proporciona un severo recordatorio a esta manera de pensar (aunque sea subconsciente), y trata de despertarnos al hecho que verdaderamente somos totalmente dependientes de Dios.

La parábola de Lázaro y el hombre rico que encontramos en la lectura del Evangelio de Lucas este día es a la vez trágica y conmovedora, proporcionando una oportunidad para reflexionar acerca de la manera en que vemos el mundo a nuestro alrededor.  Para empezar, nos encontramos con un hombre rico cuyas experiencias de la vida de dia con día, son muy similares a las experiencias de muchos de nosotros.  El, como muchos de nosotros, tiene todo lo que necesita, mucho que comer, y un hogar agradable y seguro para vivir.  En contraste encontramos a Lázaro.  Un hombre pobre, muerto de hambre, lleno de llagas, el cual se sienta en la puerta del hombre rico, pidiendo comida, mientras que los perros le laman sus llagas.  Este último detalle nos proporciona cierta perspectiva cultural.  Porque en la antigua cultura Judía, los perros eran animales impuros, y por lo tanto, ser asociado con un perro era ser impuro, el más bajo de la sociedad, un marginado.  Uno podría preguntarse ¿estaba Jesús aquí criticando una percepción cultural Judía? ¿Se pensaba que los pobres eran pobres debido a su propia culpa, de la misma manera en que los que estaban enfermos se pensaba que era a causa de sus pecados? No podemos estar seguros; sin embargo. La implicación parece estar ahí y por lo tanto, debido a como termina la historia nos proporciona una fuerte refutación del llamado evangelio de la prosperidad que es predominante hoy en día.

Como continua la historia, ambos hombres mueren, pasando a sus respectivas destinaciones eternas.  Es aquí que el escenario comienza a voltearse.  Como hombre rico, uno pensaría que hubiera habido algún tipo de reunión en honor de ese hombre, alabando su éxito en el mundo, sin embargo, esta historia no es contada por la sociedad en general, sino que viene de la esfera de Dios.  Aquí, podemos establecer un paralelismo a la primera lectura de Amos.  Ahí, Amos se dirige a los que están en Sion, los que se sienten seguros, los notables de las naciones ‘(Amos 6:1).  Y después de exponer su existencia de lujo sarcásticamente, el profeta concluye diciéndoles “Ustedes serán los primeros en ir al destierro y se acabara el alboroto de sus banquetes” (Amos 6:7).  Lo que Amos les está diciendo a los ricos de Israel (a quien en otros lugares acusa con crímenes de extorción, abuso, y de ignorar a los pobres) es lo que Máximo le dice a Cómodo cerca del final de la película, Gladiador: “El tiempo para honrarte a ti mismo pronto llegara a su fin.” Esta es la experiencia del hombre rico, enfrentado al juicio de Dios, como los ricos de Israel en el libro de Amos, su vida no es ni conmemorada ni celebrada; en vez, es expuesto a la experiencia dolorosa de estar separado de Dios, el amor mismo.

Por su parte, Lazaro tiene una experiencia muy diferente, la razón es porque el si tiene un nombre en la historia.  Primeramente, tener un nombre propio tiene algo que decirnos.  El nombre Lázaro es una versión Helenizada del nombre Hebraico, Eleazar, que significa “Dios es mi ayuda.” Es en su mismo nombre que podemos ver la intimidad que Dios tiene con los pobres.  Es solo aquellos que son verdaderamente pobres que de una manera muy real rezan “danos hoy nuestro pan de cada día,” haciendo suyas las palabras de nuestro Señor.  En segundo lugar, el simple hecho que Lázaro recibe un nombre personal, mientras que el hombre rico no recibe uno, es extremamente significativo.  Recuerden que en la parábola de las jóvenes precavidas y de las descuidadas, las jóvenes descuidadas que no estaban preparadas para la llegada del novio y llegan tarde a la fiesta de la boda, ellas tocan la puerta, y suplican que las dejen entrar, a lo cual el Señor responde, “En verdad se los digo, no las conozco.” (Mateo25:12).  Tener un nombre es ser conocido, y así Lázaro es conocido por Dios y se retira a la eternidad donde es bienvenido por Abrahán, su padre en la fe.  A contraste, el hombre rico no posee un nombre propio, desconocido por Dios, porque al igual que sus antepasados a los cuales Amos les hablo duramente, él también había ignorado las dificultades de los pobres, y se negó a asistir a los más insignificantes, aquellos que son tan preciosos para Dios y que son con los que Se identifica (cf. Mateo 25:40 y 45).

Ya vemos entonces que los peligros de ser ricos no son nada nuevo, sino que han estado presentes desde que ha habido ricos y pobres en la sociedad.  Es una realidad que cuando estamos rodeados de abundancia tenemos que luchar para recordar que ninguno de nosotros es menos dependiente de Dios que otros, y que todo lo que tenemos es un regalo para utilizarlo para el bien común.  Es en la luz de este desafío muy real que encontramos a Pablo dirigiéndose a Timoteo, un líder joven en la temprana iglesia, que era seguro se enfrentaría con tal dinámica dentro de la comunidad que el encabezaba.   Inmediatamente antes del pasaje que escuchamos hoy, Pablo le advierte a Timoteo “Debes saber que la raíz de todos los males es el amor al dinero.  Algunos, arrastrados por él, se extraviaron lejos de la fe y se han torturado a sí mismos con un sinnúmero de tormentos” (1 Timoteo 6:10).  Esta es la experiencia del hombre rico en el Evangelio, y para que Timoteo y aquellos a su cuidado puedan evitar este fin, Pablo le proporciona a Timoteo consejos, que también pueden hacer mucho para nosotros hoy en día.

Amigos míos, hoy, Jesús por medio de Pablo nos dice “Pelea el buen combate de la fe, conquista la vida eterna” a la cual somos llamados (1 Timoteo 6:12).  ¿Cómo hacemos esto? Huyéndole a todo lo que el mundo nos dice que nos hará feliz (e.g. riquezas, placer y el poder), en vez enfoquémonos a cultivar la fe, amor, firmeza y gentileza’ (1 Timoteo 6:11).  Cultivando estas cualidades buscaremos más fácilmente el bien de todos a nuestro alrededor, y así poder imitar y acercarnos al que posee estas cualidades perfectamente, Jesucristo, en quien somos llamados a “alcanzar la verdadera vida” (1 Timoteo 6:19).

Su sirviente en Cristo,

Tony

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